Podría escribir de lo bien que me va de tu lado, de lo fuerte que nos han hecho las cosas, de lo pacientes que nos hemos vuelto después de las tribulaciones,de las alegrías que se convierten en recuerdos,de la felicidad por venir, de las tristezas que se irán, de lo que haremos juntos, de lo recio que toco el piano, de lo mal que canto, de lo horrible que suena mi violín, del frio que hay en Puebla, del dolor de cabeza que da el D.F., de lo que me gusta el metro, de Carmina Burana, de las fiestas de cumpleaños, de las vacas o de lo bien que se ven las spice girls en tanga abanderada...pero, y mejor, callaré, para escuchar en el silencio el ruido de tus sueños, desde el sillón de la sala, acurrucado, velaré por ti, ahora que has dormido.(2)

Salió una noche de la oficina, camino a la puerta, dió media vuelta, había olvidado las llaves. -Caminar me hará bien- pensó por un momento, y se dirigió hacia el noreste por la banqueta, dió vuelta hacia la izquierda en la primera esquina y compró flores, verdes, rojas y amarillas, dejó que su perfume lo guiaran hasta donde el sol se acuesta sobre su cama de agua de mar detrás de las montañas, donde la luna le da el primer beso y sale a iluminar las calles por donde ahora paso yo, buscando tu memoria, con los ojos atentos y el oido abierto,
por si te veo,
por si te escucho,
por si de repente sales de un matorral,
también preparé mis brazos para darte calor en mi regazo,
mis manos para aferrarme fuerte y no irmé sin ti,
mi boca, para decirte con mi aliento lo mucho que te quiero,
y lo tanto que me faltas,
y mi cama, para dormir a tu lado al sol, y descanses con un beso de luna, detrás de las montañas, delante de mi casa, encima de mi vida.

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